[Idea sacada de www.feacios.com; no sé si tiene que ver con el tema propuesto, pero me ha parecido bastante interesante]
En en su obra La idea de justicia, Amartya Sen plantea una situación imaginaria en la que disponemos de una flauta que tres niños (Anne, Bob y Carla) se disputan la propiedad de una flauta. Anne la reclama porque, mientras que sus dos compañeros no saben tocarla, ella ha estudiado y aprendido cómo hacerlo. Mientras tanto, Bob dice querer la flauta porque es el más pobre de los tres y no tiene juguetes propios con los que jugar; la flauta le reportaría una mayor satisfacción que a sus amigas. Al mismo tiempo, Carla es la persona que ha fabricado la flauta, tras estar semanas trabajando en ello.
¿Para quién es la flauta, pues? Si yo tuviera que mediar el conflicto, para mí la solución estaría clara: la flauta debería ser para Carla, puesto que ha invertido mucho tiempo en su fabricación y la flauta debería ser suya sin siquiera necesidad de discutirlo. ¿Qué importan las razones que Bob y Anne den a su favor? No han sido ellos los que han fabricado el objeto de la discordia y, por tanto, no tienen ningún derecho a reclamarla. A mi modo de ver, la situación sería la misma si yo decidiese preparar una ración de lentejas para una persona (dispuesta a comérmelas algo más adelante, pero no de forma inmediata) y mi amiga Alba Iglesias llegase diciendo que tiene mucha más hambre que yo, y en un arranque de egoísmo absoluto se las comiera, sin más.
Por supuesto, debería animarse a Carla a dejarles ocasionalmente la flauta a Anne y Bob (al fin y al cabo, Anne disfrutará tocándola, y el desdichado Bob no tiene más juguetes), aunque, si decide no hacerlo, lo cierto es que está en su derecho (aunque sea una decisión muy egoísta).